“Es verdad, soy nervioso,
exageradamente nervioso, lo he sido siempre y lo seguiré siendo; pero, ¿por qué
decís que estoy loco? La enfermedad ha agudizado mis sentidos, mas no los ha
destruido ni embotado. Sobretodo era el oído el que tenía más sensible. He oído
cuanto pasaba en el cielo y en la tierra. He oído muchas cosas del infierno.
¿Cómo entonces, puedo estar loco?”
“El corazón delator”
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